EL REBUSQUE!!!
El hecho que nos estemos quedando de chévere (que no nos cobren un peso) no significa que andemos de vacaciones. No señor. No se imagina todo lo que nos ha tocado hacer y aprender por acá para levantarnos el dinero...
Doña Mery es la señora de la casa. Ella es un amor. Mantiene pendiente de todo y nada se hace sin su supervisión. Desde muy temprano se levanta a trabajar en el restaurante (se me olvidaba contar que acá donde nos quedamos hay un restaurante... no se imaginan la delicia de comida y todos lo platos peruanos que hemos probado) y bueno, desde las 6:30 de la mañana todos los de la casa ya están funcionando y a trabajar... que picar frutas para las ensaladas, que los jugos, que atender mesas, que se sirve por la derecha... que Doña Mery como se llama eso, que bueno señora yo le recibo un poquito... duro, duro... el otro día me gane una muy buena propina atendiendo una señora, pues contrario a lo que muchos pensábamos por acá adoran a los colombianos, les parecemos "simpatiquisimos y super amables" -eso es lo que siempre nos dicen- y ya, eso es lo que hacemos todos los días... Desde las 7:00 de la mañana bajamos y ayudamos en el restaurante, al medio día lo mismo, pero ya en las noches, paila!! con esa obsesión que tengo por los atardeceres no me voy de la playa hasta que se esconda el ultimo rayito de sol. Aquí les voy a poner unas foticos para que sepan de que estoy hablando y me den la razón...
y bueno, con todo ese tiempo libre y toda esa cantidad de gente que llegaba por lo del campeonato tocaba aprender hacer algo para ganar platica. Nancy me dijo entonces que una amiga suya le había empacado muchísimas hojas y flores plastificadas para ver en que nos podía servir... inmediatamente nos fuimos a comprar pinzas, alambre, pepitas de muchos colores, mejor dicho, invertimos tanto que de alguna forma lo teníamos que recuperar... y así fue. El primer día que salimos a vender los aretes (manguiar, como se dice en el jerga de los artesanos) ganamos mucho más de lo que habiamos invertido. Solo el primer día y en menos de dos horas.
Entonces todos los días después de ayudarle a Doña Mery sacamos dos o tres horas para hacer taller (hacer aretes y demás) y después salimos a vender... no ha sido nada fácil, pero como les decía "acá adoran al colombianos" y como mi papá dice que yo hablo mas que un perdido cuando lo encuentran, pues toca aprovechar eso y trabajar... también algunos artesanos nos han enseñado unos cuantos tejidos y nudos para hacer manillas, a trabajar el alambre (oficio que me ha parecido muy complicado) y algunos truquitos a la hora de vender... no se imaginan lo "simpáticas" que hemos llegado a ser Nancita y yo, es que hasta nosotras mismas no nos la creemos.
Bueno, el cuento es que estamos tratando de aprovechar al máximo el tiempo en Máncora, pues según dicen todos es uno de los mejores lugares para vender. Necesitamos hacer rendir el poco dinero que tenemos y desarrollar aptitudes para conseguirlo,tanto, que yo creo que Nancita ya llego a su limite... les voy a contar.
El otro día íbamos caminando por la playa y nos encontramos un león marino muerto y a alguien se le ocurrió decirle a Nancy que por cada colmillo del pobre animalito pagaban rebien. Ella no se quedo tranquila hasta que al otro nos hizo acompañarla, llevo herramientas y le saco DOS colmillos... yo creo que esa ha sido una de las escenas mas desagradables que he presenciado; ella luchando con la boca fétida del animal, como ochocientas moscas encima y a quien le tocaba echar arena para espantarlas?????. El olor era insoportable, le salia un liquido asqueroso de la lengua (eso decía ella) y mis principios (porque los tengo) me estaban atormentando. Pobre animal... estaba muerto, pero pobre.
Finalmente lo logro. En el camino hacia la casa nadie dijo una sola palabra... quien sabe por que, pero el caso es que los colmillos a las pocas horas habían desaparecido... yo le digo a Nancy que eso fue el alma del pobre animalito que regreso por ellos.
Conclusión: mejor nos dedicamos a la artesanía que así no mas nos esta yendo muy bien..
Doña Mery es la señora de la casa. Ella es un amor. Mantiene pendiente de todo y nada se hace sin su supervisión. Desde muy temprano se levanta a trabajar en el restaurante (se me olvidaba contar que acá donde nos quedamos hay un restaurante... no se imaginan la delicia de comida y todos lo platos peruanos que hemos probado) y bueno, desde las 6:30 de la mañana todos los de la casa ya están funcionando y a trabajar... que picar frutas para las ensaladas, que los jugos, que atender mesas, que se sirve por la derecha... que Doña Mery como se llama eso, que bueno señora yo le recibo un poquito... duro, duro... el otro día me gane una muy buena propina atendiendo una señora, pues contrario a lo que muchos pensábamos por acá adoran a los colombianos, les parecemos "simpatiquisimos y super amables" -eso es lo que siempre nos dicen- y ya, eso es lo que hacemos todos los días... Desde las 7:00 de la mañana bajamos y ayudamos en el restaurante, al medio día lo mismo, pero ya en las noches, paila!! con esa obsesión que tengo por los atardeceres no me voy de la playa hasta que se esconda el ultimo rayito de sol. Aquí les voy a poner unas foticos para que sepan de que estoy hablando y me den la razón...
y bueno, con todo ese tiempo libre y toda esa cantidad de gente que llegaba por lo del campeonato tocaba aprender hacer algo para ganar platica. Nancy me dijo entonces que una amiga suya le había empacado muchísimas hojas y flores plastificadas para ver en que nos podía servir... inmediatamente nos fuimos a comprar pinzas, alambre, pepitas de muchos colores, mejor dicho, invertimos tanto que de alguna forma lo teníamos que recuperar... y así fue. El primer día que salimos a vender los aretes (manguiar, como se dice en el jerga de los artesanos) ganamos mucho más de lo que habiamos invertido. Solo el primer día y en menos de dos horas.
Entonces todos los días después de ayudarle a Doña Mery sacamos dos o tres horas para hacer taller (hacer aretes y demás) y después salimos a vender... no ha sido nada fácil, pero como les decía "acá adoran al colombianos" y como mi papá dice que yo hablo mas que un perdido cuando lo encuentran, pues toca aprovechar eso y trabajar... también algunos artesanos nos han enseñado unos cuantos tejidos y nudos para hacer manillas, a trabajar el alambre (oficio que me ha parecido muy complicado) y algunos truquitos a la hora de vender... no se imaginan lo "simpáticas" que hemos llegado a ser Nancita y yo, es que hasta nosotras mismas no nos la creemos.
Bueno, el cuento es que estamos tratando de aprovechar al máximo el tiempo en Máncora, pues según dicen todos es uno de los mejores lugares para vender. Necesitamos hacer rendir el poco dinero que tenemos y desarrollar aptitudes para conseguirlo,tanto, que yo creo que Nancita ya llego a su limite... les voy a contar.
El otro día íbamos caminando por la playa y nos encontramos un león marino muerto y a alguien se le ocurrió decirle a Nancy que por cada colmillo del pobre animalito pagaban rebien. Ella no se quedo tranquila hasta que al otro nos hizo acompañarla, llevo herramientas y le saco DOS colmillos... yo creo que esa ha sido una de las escenas mas desagradables que he presenciado; ella luchando con la boca fétida del animal, como ochocientas moscas encima y a quien le tocaba echar arena para espantarlas?????. El olor era insoportable, le salia un liquido asqueroso de la lengua (eso decía ella) y mis principios (porque los tengo) me estaban atormentando. Pobre animal... estaba muerto, pero pobre.
Finalmente lo logro. En el camino hacia la casa nadie dijo una sola palabra... quien sabe por que, pero el caso es que los colmillos a las pocas horas habían desaparecido... yo le digo a Nancy que eso fue el alma del pobre animalito que regreso por ellos.
Conclusión: mejor nos dedicamos a la artesanía que así no mas nos esta yendo muy bien..
entrada de Acuarela a las
14:16
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