martes, 13 de noviembre de 2007

NUESTRA LLEGADA A PERÚ

El viernes muy madrugaditas dejamos el hotel y nos fuimos al terminal, pues la idea era pasar temprano la frontera de Perú y llegar a Máncora antes de que oscureciera para poder montar la carpa en la playa tal y como lo teníamos planeado.

Nos encontramos con un terminal bastante caótico y como la gente ecuatoriana no es que sea la mas cordial del mundo -mucho menos con un colombiano- la situación se hizo algo compleja y pesada, pero de nuevo vino otro de la tierrita que identifico el acento y llego a nuestro rescate... nos recomendó una buena empresa que se ajustaba al presupuesto y que además llegaba hasta Tumbes, el primer pueblo de Perú después de la frontera, evitándonos el trasbordo que ya nos había dicho tooooodo el mundo, era bastante peligroso. Desde ese momento no nos despegamos de él hasta llegar hasta nuestro destino.

El caso es que sólo salimos hasta las 10:00 de la mañana. En el bus iban otros viajeros que también iban para Máncora, pero en el camino, al igual que en el recorrido anterior, se recogió gente hasta que no le cupo un alma más...

Finalmente nos despedíamos de Guayaquil, una ciudad que nos había sorprendido con su organización pero que no pudo esconder las condiciones reales en las que vive su gente... cada vez que nos alejábamos de esa ciudad que se esfuerzan por mostrarle al mundo, veíamos la pobreza y el abandono total en la que vive una gran parte de la población… el deterioro de las viviendas, calles sin pavimentar y una tierra totalmente árida adornada con los residuos y escombros que deja “la gran ciudad”. Como era apenas obvio nosotras también habíamos caído deslumbradas ante una imagen construida para los de afuera,” para los que no saben como son las cosas de acá”, como me lo decía el señor de al lado…

Bajo ese mismo panorama y un clima bastante gris llegamos a la frontera… varias personas estuvieron al tanto de nosotras para colaborarnos con el papeleo y algunas indicaciones, pero así corriéramos contra el tiempo las cosas no estaban saliendo como lo teníamos planeado, pues estaba oscureciendo y el hecho de no conocer el lugar donde íbamos a montar las carpas nos preocupaba mucho.

El caso es que llegamos a Tumbes a las 5:00 de la tarde y todavía nos restaba 2 horas más de camino hasta llegar a Máncora, que finalmente se convirtieron en 3 horas y media , pues nos dimos cuenta que por esos días estaba por empezar un campeonato internacional de surf femenino y por lo tanto el trasporte estaba casi 4 veces más de lo que cuesta normalmente… nos toco viajar entonces en el carro más podrido que encontramos. Venia cargado con todo… desde comida, madera, gasolina… le faltaba el fosforito,je,je,je.

Después de 12 horas de viajar seguido, después de pasar de un país a otro, con papeleo incluido, con hambre y a bordo de un colectivo suicida, llagábamos al pacifico peruano… el paisaje era hermoso. A un lado el desierto y al otro lado nos recibía un atardecer precioso y como todos saben mi obsesión con los atardeceres yo estaba feliz.

Sólo hasta las 8:30 llegamos a Máncora, pero a diferencia de los queridísimos ecuatorianos, desde que llegamos a Perú solo recibimos sonrisas y una grata bienvenida… todos querían ayudarnos y nosotras como somos bien juiciositas seguimos las recomendaciones de buscar un buen hotel, descansar y ya al otro día averiguar lo de la carpa. Y así fue.

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