viernes, 2 de noviembre de 2007

LLEGAMOS A GUAYAQUIL






Después de 24 horas viajando seguido, después de aguantarnos una gran variedad de olores que se iban recogiendo en el camino -pues aca todos los buses suben gente durante todo el recorrido- después de comerme un pollo insípido en medio de la nada, con muy mal aspecto y con un fondo musical algo exótico (diría yo) que no pude descifrar que género era, y con la espalda vuelta mierda, llegamos a Guayaquil a las 7:00 de la mañana.

Nos bajamos en un lugar donde llegan los buses -que no era precisamente el terminal- cerca a la estación del trasmilenio ecuatoriano (que tampoco recuerdo como se llama, je, je, je), muy organizado, grande y muy tranquilo, lo que me pareció bastante curioso pues llegamos justo cuando la gente empieza su rutina díaria, incluso hubo forma de pedir información a los que vendían los boletos, pasearnos por toda esa estación con semejantes maletotas sin corre corre ni empujones y de subirnos a un bus que nos llevara a una zona central para poder descansar.

Finalmente conseguimos un hotelucho que hasta miedo nos dio dejar las maletas solas (pero toca acostumbrarse) y nos fuimos a conocer Guayaquil... ¡Que excelente desición!... Guayaquil es una ciudad hermosísima. Las avenidas son gigantes, el centro histórico esta muy bien cuidado y si encuentras algo de basura, juro que pagarían por eso... es que es impresionante. Cada cosa como que tiene su puesto, el trafico es tranquilo y las calles son repletas de turistas. Hay muchas zonas verdes, plazas, iglesias, pero realmente lo que mas nos llamo la atención fue el "Malecón 2000" ubicado al lado del mar y con una extensión de dos kilómetros... lleno de mas zonas verdes, juegos para niños, cines, museos y un centro comercial gigante...pero lo mejor es de noche... se ve muy bonito.

Tomamos fotos y tratamos de conocer lo que mas podíamos porque teníamos aún mucho camino por delante...

Y EMPEZÓ ESTO...

Pues si... a pesar que todas las apuestas apuntaban a que NADIE daba un peso por nosotras ayer cumplimos unas semana de este hermosísimo y arriesgado sueño: "recorrernos latinoamerica con poco dinero y con una maleta repleta de sueños"... además de mucha ropa y pendejadas, que por cierto nos toco vaciar para dejar la mitad acá en Máncora porque después de algún tiempo el peso se hace cada vez mas insoportable además de innecesario (ya no lo habían advertido).

Las cosas se han venido dando sin necesidad de planearlo -como han sido desde el principio- sólo fue tomar la desición, juntar alguito de dinero, llenar el morral y arrancar felices y espectantes ante todo lo que nos podía regalar el camino, que hasta ahora solo ha traído personajes y situaciones maravillosas... y ya. Salimos el jueves a las 6:00 de la mañana desde Popayán rumbo a Ipíales en medio de muchos abrazos y despedidas felices. Como siempre ELLOS estaban ahí... me imagino que también comprobando que nos montáramos en un bus con ruta al sur, pues todos decían "no vamos a creerles hasta verlas montadas en el carro"... y así fue.

El camino hacia Ipíales es hermosisímo. La carretera se va abriendo camino entre unas montañas gigantes que parecen tapizadas por variadas tonalidades de verdes. Yo le decía a Nancy que parecían inmensas colchas de retazos, pero ella ni se inmutaba, pues se tomo dos mareoles y paila. la perdimos... Yo me acuerdo que mi papá siempre nos decía "niños, no se duerman, disfruten del paisaje cuando viajen" y creo que ese es uno de los concejos que aún sigo... Y que no se quejen de mi pasión por viajar.

El caso es que llegamos a Ipíales a eso de las 2:30 - 3:00 de la tarde y después de almorzar decidimos pasar la frontera, donde nos encontramos una nena de la tierrita (Palmira) que nos recomendó que no hiciéramos el trasbordo en Quito sino que fuéramos hasta Guayaquil... excelente desición.